29 de abril de 2010

El bajel de Espronceda (por "Tierra Santa")

Viajero frente al mar de niebla (1818), del pintor Friedrich.



La Canción del Pirata, por "Tierra Santa".

En el Romanticismo los personajes marginales (como el mendigo, el reo de muerte o el pirata, al que el poeta José de Espronceda dedicó su famosa Canción del Pirata) eran admirados porque representaban la libertad, tan ansiada por los escritores del siglo XIX, que vivían bajo regímenes conservadores. Pero su ansia de liberación no se limitaba al ámbito político: era un deseo de nuevos horizontes para el espíritu.

"Tierra Santa" y Charlton Heston: ¿aburrido, El Cid?

Con la versión del Poema del Cid que nos regala el grupo heavy "Tierra Santa", ¿alguien puede decir que nuestros clásicos han muerto o que son aburridos? La película protagonizada por Charlton Heston y Sofía Loren, "El Cid", nos muestra los entresijos de una obra a la que, a veces, tememos por la dificultad de su castellano medieval.

El Mio Cid




El Cantar de Mio Cid es uno de los poquísimos restos que nos quedan de la épica medieval española en lengua castellana. Desarrolla una visión literarizada de Rodrigo Díaz de Vivar, visión que algunos estudiosos consideran promovida por el propio protagonista: Rodrigo podría haber contratado a un poeta prestigioso, cuyo nombre desconocemos, para comenzar la redacción del Poema en su corte de Valencia.

Salicio abandonado por Galatea



Retrato de Garcilaso de La Vega





Tu dulce habla, ¿en cúya oreja suena?
Tus claros ojos, ¿a quién los volviste?
¿Por quién tan sin respeto me trocaste?
Tu quebrantada fe, ¿dó la pusiste?
¿Cuál es el cuello que, como en cadena,
de tus hermosos brazos anudaste?
No hay corazón que baste,
aunque fuese de piedra,
viendo mi amada hiedra,
de mí arrancada, en otro muro asida,
y mi parra en otro olmo entretejida,
que no se esté con llanto deshaciendo
hasta acabar la vida.
Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.

Muy interesante el análisis de Luis Quintera Tejera de la Égloga I, de Garcilaso de La Vega. No contiene la sección dedicada a Nemoroso; sólo las estrofas del llanto de Salicio.

Encerrona a doña Endrina

Manuscrito del Libro de Buen Amor, en la Biblioteca Nacional


Después fue de Santiago otro día seguiente,
a hora de medio día, cuando yanta la gente,
vino doña Endrina con la mi vieja sabiente,
entró con ella en su tienda bien sosegamente.

Como lo mi vejesuela me avia aperçebido,
non me detove mucho, para allá fui luego ido;
fallé la puerta çerrada, mas la vieja bien me vido,
"¡Yuy!", dis', "¿qué es aquello, qué fas' aquel roido;

es omen, o es viento? Creo que es omen, non miento,
vedes, vedes, cómo otea el pecado carboniento:
es aquél, non es aquél e me semeja, yo lo siento
a la fe, aquél es don Melón, yo lo conosco, yo lo viento."

[...] "¡Señora doña Endrina, vos la mi enamorada!
Vieja, ¿por eso teníades a mí la puerta çerrada?
Tan buen día es hoy éste que fallé a tal çelada,
Dios et mi buena ventura me la tovieron guardada".


En el Instituto Cervantes virtual podemos leer el texto original del Libro de Buen Amor, de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, que corresponde a las lecturas obligatorias de 1º Bachillerato. En este fragmento, Don Melón acude a casa de Trotaconventos, tras haberlo pactado previamente. Es una encerrona para doña Endrina, que ha ido allí de visita, y se ve forzada a encontrarse con él. Finalmente, Endrina reconoce su amor, algo que hasta este momento había evitado.

Trotaconventos y su descendiente Celestina darán su nombre a estas ancianas "parleras", alcahuetas que arreglan noviazgos y matrimonios o, en una versión más marginal, ejercen como protectoras de una familia de prostitutas.

28 de abril de 2010

Otra vez, Espert y Bernarda

Nuria Espert posa con la estatuilla del Premio Valle Inclán de teatro


La Poncia y Criada, en La casa de Bernarda Alba

La actriz Núria Espert ha recibido el Premio Valle Inclán 2010 por su papel como la protagonista de La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca, en la versión del director teatral Lluís Pascual. Durante una reciente entrevista, Espert ha declarado que consideraba este personaje "agotado"; darle una nueva intensidad a su interpretación le exigió rastrear matices hasta ahora nunca explorados en la personalidad de Bernarda Alba.

Los molinos de viento

Interior de un molino de viento, siglo XVI


Panorámica de Campo de Criptana



Serie de TV1 Don Quijote de La Mancha

Don Quijote se enfrenta al impresionante invento importado de Holanda: los asombrosos nuevos molinos, con sus estilizadas aspas de madera y tela. Existían más de veinte variedades (para molienda de cereal, de pólvora, movidos por viento, por agua...) de estos briareos "de cien brazos", fruto de la tecnología punta del siglo XVI.

El bálsamo de Fierabrás

Prosperidad y cumbre de toda buena fortuna

El ciego hurgándole la boca a Lazarillo, por Francisco de Goya


Entre las expresiones más renombradas de La vida de Lazarillo de Tormes y sus fortunas y adversidades se encuentra la que da título a este artículo. Para conocer la obra completa, descárgala del Instituto Cervantes.
Una situación desagradable (el "caso") motiva que Lázaro de Tormes escriba a un oculto "Vuesa Merced" su biografía, en forma de extensa carta. Este caso consiste en que las gentes murmuran que su esposa, doncella del Arcipreste de San Salvador, mantiene con él una relación amorosa a espaldas de su marido.
Algo sospecha también Lázaro y hasta da a entender que posiblemente sea cierto. Pero se niega a dar oídos a los rumores, porque su mujer lo respeta y lo quiere y su señor el Arcipreste le favorece con su ayuda. La narración de las penalidades de su no muy larga vida nos convence de que el hambre es mucho más amarga que cualquier cuestión de principios ni de honra.

Brines premia al Premio

Francisco Brines acaba de recibir el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2010, dotado con 42.000 €. Con este premio se reconoce la trayectoria bibliográfica de este poeta y académico, miembro de la llamada Generación del 50.
Existen diversos premios que, como el Reina Sofía, parecen menos competitivos de lo habitual, ya que se conceden al transcurso de toda una vida de dedicación al arte (aunque hayan quedado desbancados, en esta ocasión, María Victoria Atencia, Julia Uceda, Carlos Edmundo de Ory, Antonio Ramos Rosa, Ernesto Cardenal y Cristina Peri Rossi). Estos premios justifican su propia existencia sólo si los consideramos como un justo homenaje a quien previamente ya se había apostado entre los grandes de nuestra literatura.
Sin embargo, quizá deberíamos dejar de denominarlos premios, ya que, de hecho, no es el jurado quien ayuda o señala a Brines, sino Brines quien honra el premio con su aceptación. Va llegando la hora de que sustituyamos la "competitividad" que reside en la palabra premio por el "público reconocimiento" que contiene el término galardón. Y, ya que nos ponemos, que comencemos a agradecer a nuestros hombres y mujeres de letras su pasión por la escritura.

"Lazarillo de Tormes" ya tiene autor



El Lazarillo de Tormes ya no es anónimo. La famosa novela del Siglo de Oro ha recuperado el nombre de su autor: Diego Hurtado de Mendoza, tras 400 años de oscuridad.
La paleógrafa Mercedes Agulló Cobo acaba de localizar la firma de Hurtado de Mendoza en las pruebas de imprenta originales de la primera edición del Lazarillo. Se encontraban en el inventario de la biblioteca de este autor que, tras su muerte, realizó su albacea Juan López de Velasco (el cual, además, corrigió la obra en 1573, por encargo del Rey).
Su hallazgo significa una revolución en la historia literaria y cierra algunos aspectos de la intensa polémica que siempre lo ha acompañado.
Esta breve obrita narrativa con formato de detallada carta contiene la autobiografía (ficticia) de un hombre cualquiera, un hombre del pueblo, llamado Lázaro, que al fin ha llegado a "la cumbre de toda buena fortuna", tras una vida llena de penalidades.
Pero, en realidad, este diminuto libro posee un valor literario y socio-histórico incalculable. Se trata de la primera novela picaresca de Occidente y también de una muestra fundamental del pensamiento erasmista que agitó Europa durante la primera mitad del quinientos. El Lazarillo resulta impactante por su realismo y nos conmueve más aún cuando observamos la maestría del autor al combinar conocidos motivos de los cuentos tradicionales europeos con los aspectos más duros de la existencia en el siglo XVI.