29 de abril de 2010

El bajel de Espronceda (por "Tierra Santa")

Viajero frente al mar de niebla (1818), del pintor Friedrich.



La Canción del Pirata, por "Tierra Santa".

En el Romanticismo los personajes marginales (como el mendigo, el reo de muerte o el pirata, al que el poeta José de Espronceda dedicó su famosa Canción del Pirata) eran admirados porque representaban la libertad, tan ansiada por los escritores del siglo XIX, que vivían bajo regímenes conservadores. Pero su ansia de liberación no se limitaba al ámbito político: era un deseo de nuevos horizontes para el espíritu.

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